Al amanecer, los cazadores se reúnen en el punto de encuentro, donde se distribuyen mediante sorteo los diferentes puestos de caza en la finca. Cada postor, acompañado por un guardabosques, se sitúa estratégicamente para asegurar la seguridad y el cumplimiento de las normas de caza.
Con la suelta de perros de rehala, comienza la acción. El sonido de los cuernos y los ladridos de los perros generan una sensación de expectación mientras se persigue a los animales en el monte. La caza se lleva a cabo de manera controlada y respetuosa con la fauna local.
La montería no solo ofrece la oportunidad de cazar, sino también de apreciar la belleza de la naturaleza y sus habitantes. En cada pausa, los cazadores pueden disfrutar de momentos de tranquilidad y admirar la flora y fauna que les rodea.
